Por: Héctor Cediel
Espantados por los mitos
se desbocan en estampida los toros llaneros.
Cabalga el brío hereje como lengua de víbora,
saltando al llano por el portal de los sustos…
Las bestias se muerden a lengüetazas como amantes.
Espantan al viento con sus relinchos,
y le rasgan la piel con sus cascos a la tierra…
Cual Centauros desnudos
cabalgan hacia el corazón del fuego.
Estos diabólicos unicornios…
Ponen en fuga a las astas de los toros
que rasgan y cornean a las huracanadas tormentas…
Los cornúpetas se insolan con los mugidos
de los rejoneadores lanceros de sus ijares,
que como expertos varilargueros.
Los conducen al encierro del circo de la muerte
Para jugarse a suertes: el derecho a la vida…
Se luxan cuando se engarabatan las bestias,
como torbellinos encorvados por el nervio
y los quites diestros de las embestidas…
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