Por: Héctor Cediel
Soy la sombra en lontananza
que intenta seducir tu mirada.
Siento que nada me acerca a ti.
Acepto el laudo fallo del destino,
el que castiga la levedad de mi vida.
¡Lánguida y vehemente! -contradictoria-
De punta a punta.
De principio a fin.
Amistosamente me enemisto
con el Ser Supremo
-el despiadado verdugo titiritero-.
Sollozo cual príncipe
que teniéndolo todo
no posee nada, ¡sólo riquezas!
Danzan las horas del tiempo
con ardientes e impetuosos pasos.
Regalan las emociones sus sentimientos
en malatos jirones de gozo y tristezas.
Se asombran las miradas permisivas
de las laberínticas paredes.
Despertó el mañana en presente.
Mis ahoras mutaron en recuerdos.
Observo fluir el río
y el vadear del tiempo
desde la silla mecida por el viento.
Los sueños son el faro de mi vida
y la gran esperanza en la muerte.
A lo lejos la sombra en lontananza
emigra como la leva de los amores tenues.
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