Por: Pepe Ramos
Te quedan cinco días.
Ese era el escueto mensaje que apareció en mi móvil. No era un sms, ni un whatsapp, ni un correo electrónico. Tampoco era la notificación de alguna de las muchas aplicaciones que tengo instaladas. Al principio no le di importancia, pero no pude borrarlo y siguió apareciendo en la pantalla de inicio de mi terminal. Cuando empecé a ponerme nervioso fue al día siguiente, el mensaje había cambiado, un poco:
Te quedan cuatro días.
Sencillo, contundente.
He hecho todo lo posible por deshacerme de él. No he podido. Incluso desinstalé todo y reseteé mi móvil. Nada.
El pánico se adueñó de mí cuando esta mañana el texto había vuelto a cambiar, era más amenazador, más aterrador.
Hoy es tu último día.
No dejo de temblar de miedo, cualquier ruido o sonido me sobresalta, pero nada ha ocurrido y esa incertidumbre me está matando. Hoy es mi último día, pero no sé cuándo llegará mi última hora.