Por: Loreto Liz (Lilith)
Te observo desde lejos
y mis dedos en estallido silencioso te rozan,
las palmas de mis manos te envuelven
en una marea de caricias invisibles.
Y entonces te acercas, me dices algo,
sonríes, charlamos,
sonrío y te oculto mis temores.
Siento tu mano en mi espalda
tu mano tan sur a través del frío cotidiano
y antes de que te marches y te alejes,
quién sabe si para siempre,
mi mano atrevida te busca
y encuentra el dorso de la tuya,
se rozan un segundo
y me bato en patética retirada,
quién sabe hasta cuándo.
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